sábado, 9 de julio de 2011

Dejar de estarme ausente.
Sentir mi pulso contra la
piel.

No más que éso.
El opio es un sedante;
sublingual social que tiesa los
músculos y la mente.
Es paño frío luego del temblor
y monótono hastío seguido de
ansiada efervescencia/grito de
descarga/suspiro de recarga/
Bálsamo que disfraza la opresión,
opio es placebo y
emulación de sentido vital.

Dónde duela tener los
pies sobre la tierra, quizá la
creación de un Paraíso sea
un devenir inevitable.