domingo, 5 de diciembre de 2010

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Tengo las palabras cocidas
con agujas hilos sangre
en la lengua de la bocagarganta

Me duelen


desgárrenme la piel,
ya déjenme sola

por favor.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Hoy no me pasa la vida. No me pasa.

martes, 17 de agosto de 2010

Las venas destruidas
las venas mutiladas
vencidas punzantes armónicas
las venas que se quiebran

hoy siento que la sangre me fluye por el aire.

viernes, 29 de enero de 2010

Sofocating breath

Taquicardias forzadas en un mundo de sobresaltos.
Gustos no gustados -simulados- ante oníricas exigencias.
Pretenciones, tuyas, mías, suyas, nuestras. Uniformidad
ante la extracción de la carne blanda, de la carne amorfa.
Huellas donde nos hundimos, rastros, moldes
encuadres, perímetros, límites, formas, cuerpos, fronteras,
paredes, cercos, alambrados: púas, vidrios, cables, pinches.

Ya no sabemos cómo más separarnos.
Tachada multiplicidad corporal, sugestionada liberación de sí.


Ya no sabemos cómo más destruirnos.
Púas, vidrios, cables, pinches: la carne blanda se tajea.

Métrica

Ambos, creando silencios que
cortan el inútil desfile de palabras,
sentados sobre una roca pensando
el cómo de manos atadas y
lenguas detrás de los dientes.

Sufriendo el sudor frío
del amor implotando en las venas.

Moralina.

Tus manos
entre los recovecos de mi cuerpo
tarareándole odas a la geometría.

Tu piel
liberando aromas sobre los jazmines que
ilusoriamente perfuman las sábanas.

Tu pelo
¡ay! tu pelo sobre mi almohada simulando
una manta de etéreos hilos infinitos.


Vos
quien ha sabido incendiar en mí
mares de paradógica prescindencia.

hacia

Sí, sí, arriba. Súplicas al alma

no bajes los brazos. Que el
tiempo latirá, sí


sobre tu pecho, rasguñará la piel
sobre tu carne criará otros latidos
bombas de vida, ratos de luz, que
te levantarán erguida, entrelazada
a las palabras suplicantes.

Translation

La espada sobre mi piel que
corta el aire que detiene el tiempo.
Punza, no llega a desgarrar. Dolor
y pienso. Me bebe ya la sugestión
de los tiempos de los jazmines a
la sombra en los latidos sobre el verde.
Me toma, me acaba. Raspa el fondo y
ni la pequeña luz de Pandora brilla,
desteñida, amorfa emite chirridos
que aturden mis oidos. Me mareo,
me pierdo entre el gris, no toco las
paredes que ya no existen. Caigo, sorda
ante la otredad, ante mi. Ante.
Caigo, no me oigo. Sólo escucho la
luz emitir chirridos que me aturden.
Mios, suyos. Y yo caigo, caigo, caigo...

domingo, 17 de enero de 2010

Rust on decay.

Qué triste se ve el balcón sin un pucho que prender.
Así, como las noches sin tu mano sobre mi cadera
sobre mi cintura, enredada en mi cuello,
entre mi pelo. Sin tus labios rozándome las piernas
ascendiendo hasta el ombligo. Sin tu naricita de pez
suspirando entre un revoltijo de sábanas tibias
de sábanas mojadas, de sábanas risueñas.
Qué triste se ve el balcón sin un pucho que prender
cuando ya no estás, cuando ya te fuiste.

Cruces.

Uno, 1. El uno.
Que jamás seré
estás allá, dos.
Dos, vos. Dos, ella.

Uno, 1. El uno.
Simplemente pido pertenencia,
propia, mia.

Algo, más allá de las manos.
Hacia adentro. Nada, no hay
elevación. Dos, allá.

Todo. Te corresponde
y sí,
a ella. Ella.

Nada.
Todo, allá.

sábado, 16 de enero de 2010

Disolución

Te ruego que vuelvas. Volvé a
enterrar mis manos sobre las aguas.
Volvé, retorcé mi piel y lamé mis palmas.
Quiero que grites, me hinches de placer
de dolor, de sudor. Que me llenes,
que me llenes de vos, de tus cigarrillos sobre
mi almohada y de lágrimas sobre la alfombra.
Que me llenes, que me revivas

que me hagas reclamarte.

viernes, 15 de enero de 2010

ya no quiero hablar,
ayudame a crear un lenguaje
que mis labios entiendan.

lunes, 4 de enero de 2010

-reductio ad absurdum-

Me destruyo. Rompo mi cuerpo, vacio mi alma,
me corrompo hasta límites insoportables
y cuando quiero volver en sí,

ya no puedo.

Es que no me reconozco.

Lineal

Miro por la ventana y no veo más que lilas marchitas. Me pregunto por los chicos de Roberto, que ya deben ser unos hombrecitos rozando las dos décadas; por mamá, ¿cómo estarás, vieja? Siempre tan santa...tan dadora a pesar de la recesión temporal de alma. Y también me pregunto por vos. Cómo no hacerlo si sos el semblante que me ata a Buenos Aires y se cobija en las figuras de los de allá para resignificar mis pasajes irrisorios. No son pocas las veces en que mirando por esta cristalería de antaño me dejo llevar por los recuerdos de la dulce y triste Buenos Aires de perfumes en tu cuello y mates taciturnos en las plazas, cómo olvidarla, cuando mi vida no es más que polvo sin la memoria. En este instante veo la cama tendida, la servidumbre temblorosamente sumisa, y lloro. Me consumo en lágrimas de digno dolor. Y uso tal adjetivación porque mis opciones siempre estuvieron atadas a vos, para verme tenía que separar lo ojos de mi y, luego, elegir sobre un tramposo destino que no me dejaba obrar más que a partir de una única elección: la tuya. Y yo no formaba parte de ella. De modo que así estoy ahora, deseando la vida de monoambiente jamás alquilado y de poesías de Whitman entrelazadas a las sábanas jamás arrugadas. O de besos con sabor a café, o a vos...que con éso bien hubiese bastado.

Pero estoy acá, y mi Buenos Aires es inalcanzable. Aunque así estuviéramos a unos pocos centímetros, nos separarian miles de kilómetros. Porque vos sí te fuiste conmigo, pero yo nunca estuve allí.