lunes, 4 de enero de 2010

Lineal

Miro por la ventana y no veo más que lilas marchitas. Me pregunto por los chicos de Roberto, que ya deben ser unos hombrecitos rozando las dos décadas; por mamá, ¿cómo estarás, vieja? Siempre tan santa...tan dadora a pesar de la recesión temporal de alma. Y también me pregunto por vos. Cómo no hacerlo si sos el semblante que me ata a Buenos Aires y se cobija en las figuras de los de allá para resignificar mis pasajes irrisorios. No son pocas las veces en que mirando por esta cristalería de antaño me dejo llevar por los recuerdos de la dulce y triste Buenos Aires de perfumes en tu cuello y mates taciturnos en las plazas, cómo olvidarla, cuando mi vida no es más que polvo sin la memoria. En este instante veo la cama tendida, la servidumbre temblorosamente sumisa, y lloro. Me consumo en lágrimas de digno dolor. Y uso tal adjetivación porque mis opciones siempre estuvieron atadas a vos, para verme tenía que separar lo ojos de mi y, luego, elegir sobre un tramposo destino que no me dejaba obrar más que a partir de una única elección: la tuya. Y yo no formaba parte de ella. De modo que así estoy ahora, deseando la vida de monoambiente jamás alquilado y de poesías de Whitman entrelazadas a las sábanas jamás arrugadas. O de besos con sabor a café, o a vos...que con éso bien hubiese bastado.

Pero estoy acá, y mi Buenos Aires es inalcanzable. Aunque así estuviéramos a unos pocos centímetros, nos separarian miles de kilómetros. Porque vos sí te fuiste conmigo, pero yo nunca estuve allí.

2 comentarios:

  1. esimplemente me encanto.... hace mucho que no doy un vistazo a los blogs, de herchoelmio lo tengo un poco tirado.... pero da ganas de comenzar de nuevo ell leer estas cosas, un abrazo,
    Artemmusikal

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