Sí, sí, arriba. Súplicas al alma
sí
no bajes los brazos. Que el
tiempo latirá, sí
sí
sí
sobre tu pecho, rasguñará la piel
sobre tu carne criará otros latidos
bombas de vida, ratos de luz, que
te levantarán erguida, entrelazada
a las palabras suplicantes.
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