Tus manos
entre los recovecos de mi cuerpo
tarareándole odas a la geometría.
Tu piel
liberando aromas sobre los jazmines que
ilusoriamente perfuman las sábanas.
Tu pelo
¡ay! tu pelo sobre mi almohada simulando
una manta de etéreos hilos infinitos.
Vos
quien ha sabido incendiar en mí
mares de paradógica prescindencia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario