sábado, 30 de mayo de 2009

Doña...

Me acercas tu manito
ya resquebrajada por el invierno.
Tu palma vacía se mueve como un pez, late
como un corazón agitado.

Pero, ¡qué vil paradoja!
tu mano late
el estómago cruje,
tu alma se seca.


Y mis ojos sangran lágrimas de impotencia.

2 comentarios:

  1. que ternuridad!! muy lindo!

    ResponderEliminar
  2. entiendo de estos sentimientos ambiguos... un poquito nomas...

    un beson ambar...
    fran

    ResponderEliminar