Me acercas tu manito
ya resquebrajada por el invierno.
Tu palma vacía se mueve como un pez, late
como un corazón agitado.
Pero, ¡qué vil paradoja!
tu mano late
el estómago cruje,
tu alma se seca.
Y mis ojos sangran lágrimas de impotencia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
que ternuridad!! muy lindo!
ResponderEliminarentiendo de estos sentimientos ambiguos... un poquito nomas...
ResponderEliminarun beson ambar...
fran