Pero me duele tanto el alma
que siento ataduras en todo mi cuerpo.
Las manos me tiemblan de impotencia
y mis ojos se bañan en aguas de tristeza.
Pero me duele tanto el alma que
hasta a veces el dolor desaparece.
Y éso tanto me asusta. Temo ya nunca volver.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario