miércoles, 18 de febrero de 2009

Despierta

Te miro. Te busco,
centro mis ojos en los tuyos.
La energía fluye, canta.
Cantamos.

Como pájaros en pleno vuelo
nos acercamos
y sentimos.

Estás cerca mío
mis cabellos se erizan
y la maquinaria de mi pecho cruje,
recuerda.

Desplegamos un lenguaje ancestral.
Mi mente muda, atada
ciegase niega. No entiende.
Pero el pecho resuena
estalla
brama la redención de las heridas.
La mente fría, inmóvil, rechaza
y el pecho arde. El pecho quema.
Pide a gritos. Se desgarra.
La mente duerme
hasta que el fuego la incinere
en una afable canción de verano
y en la caricia que la desvele.

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