Las manos. Te toco las manos
deslizando mis dedos,
escribo canciones entre
tus nudillos.
Dibujo miles de rostros:
lenguas que salen de las arruguitas
de tu palma
y ojos de araña de uñas que de saberte
a la perfección
me ayudan a trazar las simetrías de tu belleza.
Invento millones de caras
que son nuestras caras.
Los rasgos de dos viejos eternos
que con el paso del tiempo
han aprendido a mirar la luna
como se mira un Mondrián recién pintado
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